Massuh, era un modesto hombrecillo que hacía argollas de humo con tabaco sabor menta. Poco a poco, sus nostalgias estacionarias se volvieron horas de dolor que limpiaba a dos manos, con papel higiénico acolchonado. Todas las mañanas, las bolitas de paraíso lo tumbaban frente al caldero sutil que devoraba cien empleados por día. Con recelo, Buscó un arreglo con dos caballeros oligarcas que atravesaron dos continentes burgués; “algo federal”, reclamó. La casa tuvo un aspecto siniestro, pero Redilh, Jettial y un par de hidalgos más, asistieron. La última inspiración de aire, impulsó al concilio darse cuenta que en el mundo existen dos aspectos idénticos, de nacer y morir. Ese día, la lluvia gris envolvió el cielo y marcharon contra el régimen!.
Vehículo cargado con desinformación!