En la Iglesia católica de San Carlos Borromeo, en el estado de Oklahoma un centenar de feligreses no asisten más a la congregación por un polémico crucifijo en el que muestra la “tabla de lavar abdominal” de Jesucristo con apariencia de un pene erecto.
Según narró el reverendo Philip Seeton, una joven entró a la iglesia con un deseo incontrolable de tener sexo con un hombre.
“Y como si fuera un chiste; cerraba la homilía y la chica se acercó y le pregunté:
-¿Qué desea hija mía?
-Lo deseo a usted –contestó lujuriosa.
-¿Perdone? –dije ofuscado.
-¡Tómame, no puedo más! –exclamaba la mozuela.
-¡Pero hija, estás en la casa de Dios!
-¡No me importa, quiero que me cogas ya!”.
Agregó, el cura, con lágrimas en los ojos que ella se desnudó por completo tirandose sobre el altar. “No supe que hacer y giré hacia la cruz preguntándole a Jesucristo:
-Señor, ¿qué hago?
Y Jesús respondió: ¡Desclávame maricón, desclávame la que te parió!”. Concluyó.
En otro orden, fuentes extraoficiales de la santa sede, negaron el hecho relatado por el padre Philip Seeton y que el controvertido crucifijo de unos tres metros de altura fue pintado de acuerdo a las normas específicas de la iconografía y el arte eclesiástico.
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