Durante un viaje en un trasatlántico se encontraron con un paquete de tentaciones en la proa de hierro. Él, de pendejo siempre se devoraba sin culpa infinita, empachándose y granulándose la cara a más no poder; por otra parte, ella, consumía tan delicado bocado cuando iba al colegio, siempre en el recreo escondida en el baño de mujers.
Mordisquearon los bordes de las 6 galletitas dejando el centro de mousse para el último bocado. El bamboleo de las olas asestó en la coraza metálica haciéndole que él perdiera el centro de mousse por el barandal frontal de la popa. Sin más remedio y con la gula a cuesta, la timó con palitos chocolatados Terrabusi!.
Comentarios
Gracias por pasar.
Saludos.