"Adónde está la libertad,
no dejo nunca de pensar,
quizás la tengan en algún lugar,
que tendremos que alcanzar
No creo que nunca,
si que nunca,
no creo que nunca,
la hemos pasado tan mal;
no es posible,
es imposible,
aguantar
El otro día me quisieron matar,
Ametralladora pa-pa-pa-pa!,
yo sólo quiero escapar,
de toda su locura intelectual
No creo que nunca,
si que nunca,
no creo que nunca,
la hemos pasado tan mal;
no es posible,
es imposible,
aguantar "
no dejo nunca de pensar,
quizás la tengan en algún lugar,
que tendremos que alcanzar
No creo que nunca,
si que nunca,
no creo que nunca,
la hemos pasado tan mal;
no es posible,
es imposible,
aguantar
El otro día me quisieron matar,
Ametralladora pa-pa-pa-pa!,
yo sólo quiero escapar,
de toda su locura intelectual
No creo que nunca,
si que nunca,
no creo que nunca,
la hemos pasado tan mal;
no es posible,
es imposible,
aguantar "
(Adónde está la libertad, Pappo)
–No creo que alguien caiga por casualidad. –digo mientras repaso la arcaica revista Pelo.
Norbert rascándose la cabeza e ingiriendo la cerveza dentro del bar envuelto en un tufillo a fierro retorcido y nafta súper, asegura:
–Somos buenos músicos, lo que pasa es que nos estamos viniendo viejo.
Rio y lo observo unos minutos. Saco un cigarrillo y lo invito a que me acompañe afuera para fumarlo, él asienta con la cabeza dejando entre ver su cansancio errante por recorrer tantos callejones oscuros. Nos levantamos abandonando a la morocha y a la rubias 970 calentita. Cruzamos por las mesas de pool esquivando un par de curvas y contra curvas sin un gesto de aprobación.
Ya en la puerta, la noche sale en búsqueda de rock and roll y fiebre aunque la paga y el público no haya sido bueno para nosotros. El encargado se nos acerca y nos entrega 20 pesos.
–Aquí tienen muchachos, descontando los porrones que se tomaron.Norbert rascándose la cabeza e ingiriendo la cerveza dentro del bar envuelto en un tufillo a fierro retorcido y nafta súper, asegura:
–Somos buenos músicos, lo que pasa es que nos estamos viniendo viejo.
Rio y lo observo unos minutos. Saco un cigarrillo y lo invito a que me acompañe afuera para fumarlo, él asienta con la cabeza dejando entre ver su cansancio errante por recorrer tantos callejones oscuros. Nos levantamos abandonando a la morocha y a la rubias 970 calentita. Cruzamos por las mesas de pool esquivando un par de curvas y contra curvas sin un gesto de aprobación.
Ya en la puerta, la noche sale en búsqueda de rock and roll y fiebre aunque la paga y el público no haya sido bueno para nosotros. El encargado se nos acerca y nos entrega 20 pesos.
Molesto y caracúlico, Norbert agarra la plata y piensa que sí fueran tiempos diferente la posibilidad de ponernos de acuerdo hubiera sido otro.
Tiro el cigarrillo y con una mueca le digo “vamos”. Él guarda los 20 pesos en el bolsillo y me dice que junto a la par no le dará importancia al cuerpo y carga sobre su hombro la Les Pauls. Vuelvo a mirarlo mientras monto en la Clipper 110, él levanta el pulgar insistiendo en arrancar e ir hacia el próximo bar.
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Besos