Dos pícaros tienen una cita en un lujoso campo sudafricano. “Pipita” es un ladronzuelo de goles, “Lio” ejerce de gambeteador. Pero durante sus almuerzos, simulan deglutir pescados orientales hasta conseguir choripan con chimichurri. Lo étnico no les va, pero al güiro lo rasguñan con los pies.
Así, sin cortes de puentes continentales desde la comarca entrerriana, Grupo Soleado, tira el faldeado con tetrabrik y plasma. Entre cánticos perfumados y estoicos, aspiran a convertirse en el estandarte de los once mientras el rey fuma la pipa sin tabaco.
Hay toques de mortadela negra, sin ser torero madridista. Rindiendo tributo al nueve asestador y ubicándolo con magia de oportunista, rezamos al santo. Van dos y quedan cinco, esperamos que algún otro gladiador quede inmortalizado en el cancionero popular y nacional!.
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